miércoles, 27 de febrero de 2013

Sueños

No había ni un ápice de luz en sus ojos, negros como la noche, vacíos, sin sentimiento alguno que mostrar.
El humo del tabaco bajaba por su garganta inundando los pulmones, contaminándolos. Qué más da, pensaba. Quién quiere vivir para siempre.

La calada cada vez era más intensa, y el cigarro se consumía a una velocidad asombrosa. Por su mente vagaban pensamientos, sobre sus sueños, ¿qué significaban los sueños? nunca se acordaba de sus sueños... se esfumaban como llevados por el viento, desaparecían sin dejar rastro, excepto el conocimiento de que habían tenido lugar en su mente y una extraña sensación, un ligero mal sabor de boca.

Hacía frío, siempre lo hace, el vaho se confunde con el humo del tabaco formando figuras extrañas. Mira a su alrededor, está solo, siempre le gustó más estar solo. La compañía...bueno, no es para mí, pensaba.
El tabaco no era suficiente resguardo, comienza a andar sin una dirección fija, pasea, más bien, deambula. 


Sus pies parecen obedecer a un tipo de inercia que no comprende, vagan solos, sin pausa pero sin prisa, y él se deja llevar, le da igual donde acabar. Llega a un paso de cebras, se para y mira al cielo, comienza a salir el sol.. sus pies comienzan a moverse de nuevo, movidos por una extraña fuerza, quién sabe quizá es el subconsciente, cuando un coche se precipita sobre él, el golpe lo dispara hacia el lado contrario del cruce y se queda tendido sobre la calle fría, húmeda. No puede moverse, no siente sus extremidades y sin embargo siente paz, sus ojos comienzan a cerrarse.

Despierta en su cama. sudando, aunque es un sudor frío, mira hacia ambos lados como un poseso, agobiado, asustado. Vuelve a recostarse, saca un cigarro de la cajetilla, lo enciende y se pregunta qué habrá soñado.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Solo sé que no sé nada

Creí que lo sabía todo, pero no sabía nada.
Me quedé callada, con miedo e inseguridad por lo que me rodeaba. Sentía que no formaba parte de aquel círculo vicioso que me envolvía, y marginaba a la vez. Era capaz de ver y oír lo que decían sin ser parte de ese mundo.
¿Cuál sería el mio?
No lo sabía, nunca lo había sabido. El caso es que ahora me importaba. Nunca supe por qué entonces, por qué ahora quería saber cuál era mi sitio en esa gran comunidad: la humanidad.
En cuál de las numerosas etiquetas con las que nombramos y agrupamos todas las existencias me encontraría yo. No me importaba en cuál me encasillaran, sino a cuál pertenecía. Por mí, no por los demás.
Y fue entonces cuando me vino el miedo, el miedo a no ser lo que yo pensaba, a no ser lo que yo quería para mí, el miedo a convertirme en lo que tanto había criticado, una persona vacía de criterio y de personalidad, que forma parte de una inmensa multitud de personas que no destacan por sí mismas, sino que se dejan arrastrar por las circunstancias, como veletas al viento.

En fin, solo sé que no sé nada.

jueves, 7 de junio de 2012

Enfermo, viejo y solo

Cuando miré hacia atrás, y pensé en esos años de gloria, de superación y de felicidad, no daba crédito a la situación en la que actualmente me encontraba. La encrucijada más difícil de mi vida, y cual filósofo que se cuestiona todo a su alrededor, comencé a pensar en los buenos y malos momentos por los que había pasado. Mi vida había cogido carrerilla hacía muchos años ya, aunque todo parecía haber sucedido ayer. Pensaba en esos momentos que había elegido el camino erróneo y aquellos en los que había acertado, siento estos últimos mucho menores. Pero ahora, ya maduro y con los pies en la tierra, no llegaba a entender cómo había llegado hasta ahí. Si repasaba los anteriores 10 años concluía en que no había avanzado nada, las miles de cosas que había querido hacer en la vida se habían quedado en ideas e intenciones, pero no habían llegado a buen puerto. No había logrado ninguno de los propósitos que una Noche Vieja de mi juventud pensé. Y ahora me veía solo, canoso, gordo y lleno de deudas. Las lágrimas o la frustración no lograrían nada, el daño estaba hecho. Mi vida tal como siempre quise que fuera, como un niño lleno de esperanza y júbilo al ver que le gustaba su carrera o sus estudios y que pensaba que iba bien encaminado, había dado un giro de 90º en un indeterminado momento. El alcohol, las drogas y el tabaco habían sustituido esas esperanzas por diversión, sexo y vicio. Ahora me encontraba frente al espejo, y ni me reconocía, como si los últimos años no hubiese sido yo el protagonista de mi historia.
Y aquí estoy: enfermo, viejo y solo.




miércoles, 21 de marzo de 2012

ERRORES

Errores. ¿Qué es un error sino un bache que nos otorga la oportunidad de comenzar desde cero?
Parece mentira, EL MIEDO. El miedo que tenemos todos a cometer errores, el miedo a fracasar, el miedo a no llegar donde hemos puesto nuestras expectativas, tan altas, tan lejanas. Nos pasamos media vida aterrados por lo que puede salir mal, y prácticamente no disfrutamos de lo bueno que tenemos ante nosotros. Un error, solo uno, y nuestra autoestima cae por los suelos, se esparce y se queda ahí, expectante, deseando una nueva oportunidad de ascender a lo más alto. ¿Qué sentido tiene no cometer errores? No hay un ser sobre la tierra que pueda asegurar no haberlos cometido, y sin embargo, nos duele, nos frustra hasta el extremo no poder evitarlos. 
Pero ¿qué sentido tiene un MUNDO sin errores? 
En el error radica lo más importante: la satisfacción de no cometerlo, o por lo menos, de tener la capacidad de resolverlo.




sábado, 17 de marzo de 2012

LLUVIA

El mejor momento para recordar, el viento rozando suavemente mi cara, agitando mi pelo y enredándolo sin remedio. Esa especie de libertad momentánea, esos rumores de las hojas al caer: marrones, amarillas... el crujido de éstas bajo mis pies, el suelo mojado, el cielo lleno de nubes grises y esponjosas de día, y anaranjadas y rosas al atardecer, el OTOÑO. 


El ambiente es tan fresco, el olor a agua se instala en mi nariz, esa sensación de lluvia sin llover. Algunos podrían llamarlo mal tiempo, pero para mí, el mejor de todos. Cuánto se echa en falta la lluvia cuando no está, y cuánto nos quejamos cuando llega. Pero ¿que hace sino refrescarnos, mojar lo seco, regar lo muerto, alimentar el suelo, empapar la estupidez y devolvernos la cordura? El otoño ha pasado y la lluvia no ha querido hacer acto de presencia, está enfadada, ella se encarga de remendar nuestros errores curando nuestro mundo de la sequía, del HASTÍO, no quiere ser la encargada de solucionarlo todo, y éste es nuestro castigo. La echo de menos, echo de menos ese agua fría que nos garantiza VIDA.

martes, 21 de febrero de 2012

¿conformismo?

No es que sea conformista, No es que no crea que debamos quejarnos por construir un mundo mejor para todos. No es que no crea que debamos luchar por nuestros sueños e intereses cada día. 
Creo sinceramente en que callados, no hacemos nada. Pero ¿a gritos sí? ¿mediante la violencia? ¿mediante huelgas cuyos integrantes están ahí por que quieren faltar al "cole" o no ir a la "uni"? o aún mejor a hacer botellón.
¿Se quejan porque de verdad opinan que eso está mal, o por "joder" un rato?
El hombre es un ser que por naturaleza tiene la capacidad e incluso el deber de modificar el mundo, influye en todo lo que le rodea. Pero la sociedad se ha olvidado de lo más importante, de la educación, del respeto mutuo, de las buenas formas, de la moral.
Creemos que a grito "pelao" como dirían muchos, insultando o diciendo groserías vamos a cambiar algo. Ahí radica el GRAN ERROR.
Echo de menos el "por favor" y "gracias", el "disculpe", el que los niños en un restaurante coman y no chillen como energúmenos mientras sus padres compiten con ellos a ver quién hace más ruido; el que la gente ame el arte, el cine, la televisión o los libros y no la tele-basura. Echo de menos las aspiraciones a bombero, astronauta, ingeniero, médico o periodista y no a comentalista de sálvame, salir en Hombres, mujeres y viceversa, o a entrar en Gran Hermano. Echo de menos la vocación, el perseguir un sueño, el dejar los desánimos para otro, el no quedarse en casa para lamentarse y ser por fin consciente de que eres dueño de tu vida y debes vivirla.
Cada vez se admira más a gente inculta que no sabe hablar, ni conjugar verbos, ni si quiera mantener la compostura. Se otorga el nombre de "princesa del pueblo" a una mujer que dio el braguetazo y acabó en la televisión.
Se ven programas en los que el sexo prácticamente es en directo y dónde van personas que no tienen mejor cosa que hacer que salir en la tele, para hacerse "famosillos" de poca monta.
Y lo peor de todo es que todos están tan contentos mirando la "caja boba" y saliendo a la calle a imitar a semejante gentuza.

lunes, 20 de febrero de 2012

Nos pasa por malcriados

La prensa ha perdido fuerza durante la actual revolución de Internet y televisión que ha hecho que los mejores periódicos nacionales y actuales recurran a un diseño sensacionalista o , en el mejor de los casos, sensacionalista-informativo para captar la atención de los lectores. Cada vez nos encontramos con fotos más grandes, mayor policromía en el diseño de las informaciones y titulares más exagerados y subjetivos. Esto no tiene porqué ser algo malo dentro de la evolución del periodismo pero, ¿Es esto acaso algo positivo para la sociedad? Parece que en la actualidad nos tienen que dar todo masticado, troceado y triturado para que nosotros nos encarguemos únicamente de engullirlo de la mejor forma posible. Somos como niños pequeños, necesitamos cosas brillantes, grandes, coloridas y simples (prácticamente para tontos), para mantener nuestra atención en lo que estamos haciendo.
La sociedad ha tendido a retroceder y, en vez de madurar y comenzar a valernos nosotros mismos, necesitamos cada vez más que las cosas se nos den hechas. Hemos perdido ese ansia por aprender, por superarnos, por encontrarnos con un problema y enloquecer por resolverlo, esa naturaleza humana que era curiosa, buscaba y aprendía. Este "pasotismo" ha generado una sociedad de vagos empedernidos que, no solo contentos con quejarse por todo lo que no les sale perfecto, padecen de pataletas en cuanto aparece una piedra en su camino.
Es muy fácil para algunos quejarse públicamente, cuando tienen una cama confortable y comida caliente todos los días esperándoles en casa. Nadie agradece que su vida sea bastante aceptable dentro de los supuestos en los que nos encontramos, habiendo miles de personas en la calle.
Como ya he dicho anteriormente, nuestra generación ha crecido en una burbuja blanda y cómoda. Nuestros padres nos han proporcionado todos los caprichos necesarios durante nuestra infancia por la calidad de vida y "la sociedad de Bienestar" en la que nos encontramos. Nunca hemos tenido que sufrir una guerra ni que enfrentarnos a un determinado problema, estaban papá y mamá para solucionarlo todo. 
Pero, voilà, bienvenidos a la realidad. 
Cumplidos los 18, se abren las fronteras de nuestra bonita casa, salimos al mundo REAL, a la llegada de la crisis y todos como niños pequeños pataleamos, lloriqueamos y gritamos por la mierda de país, de gobierno y de vida que tenemos.
MADURAD. Dejad que quejaros de que no tendréis trabajo en un futuro y sacad buenas notas, en vez de limitaros a tocaros los pies con ambas manos, y si destacáis en lo que hacéis, sí encontrareis trabajo (aunque pasando por penurias, obviamente). Dejad de plantaros en una plaza a quejaros por todo y realizad una queja formal al gobierno por mediación de alguna entidad, o mejor, poneros a buscar trabajo o a estudiar que falta hace. Dejad de lloriquear a vuestros: padres, profesores, tíos, tutores y toda clase de adulto que ha vivido el doble que tú y ha pasado por peores circunstancias y aquí está, ¿verdad? aguantando tus tonterías.
Esto nos pasa por malcriados, y punto.