sábado, 17 de marzo de 2012

LLUVIA

El mejor momento para recordar, el viento rozando suavemente mi cara, agitando mi pelo y enredándolo sin remedio. Esa especie de libertad momentánea, esos rumores de las hojas al caer: marrones, amarillas... el crujido de éstas bajo mis pies, el suelo mojado, el cielo lleno de nubes grises y esponjosas de día, y anaranjadas y rosas al atardecer, el OTOÑO. 


El ambiente es tan fresco, el olor a agua se instala en mi nariz, esa sensación de lluvia sin llover. Algunos podrían llamarlo mal tiempo, pero para mí, el mejor de todos. Cuánto se echa en falta la lluvia cuando no está, y cuánto nos quejamos cuando llega. Pero ¿que hace sino refrescarnos, mojar lo seco, regar lo muerto, alimentar el suelo, empapar la estupidez y devolvernos la cordura? El otoño ha pasado y la lluvia no ha querido hacer acto de presencia, está enfadada, ella se encarga de remendar nuestros errores curando nuestro mundo de la sequía, del HASTÍO, no quiere ser la encargada de solucionarlo todo, y éste es nuestro castigo. La echo de menos, echo de menos ese agua fría que nos garantiza VIDA.

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