miércoles, 27 de febrero de 2013

Sueños

No había ni un ápice de luz en sus ojos, negros como la noche, vacíos, sin sentimiento alguno que mostrar.
El humo del tabaco bajaba por su garganta inundando los pulmones, contaminándolos. Qué más da, pensaba. Quién quiere vivir para siempre.

La calada cada vez era más intensa, y el cigarro se consumía a una velocidad asombrosa. Por su mente vagaban pensamientos, sobre sus sueños, ¿qué significaban los sueños? nunca se acordaba de sus sueños... se esfumaban como llevados por el viento, desaparecían sin dejar rastro, excepto el conocimiento de que habían tenido lugar en su mente y una extraña sensación, un ligero mal sabor de boca.

Hacía frío, siempre lo hace, el vaho se confunde con el humo del tabaco formando figuras extrañas. Mira a su alrededor, está solo, siempre le gustó más estar solo. La compañía...bueno, no es para mí, pensaba.
El tabaco no era suficiente resguardo, comienza a andar sin una dirección fija, pasea, más bien, deambula. 


Sus pies parecen obedecer a un tipo de inercia que no comprende, vagan solos, sin pausa pero sin prisa, y él se deja llevar, le da igual donde acabar. Llega a un paso de cebras, se para y mira al cielo, comienza a salir el sol.. sus pies comienzan a moverse de nuevo, movidos por una extraña fuerza, quién sabe quizá es el subconsciente, cuando un coche se precipita sobre él, el golpe lo dispara hacia el lado contrario del cruce y se queda tendido sobre la calle fría, húmeda. No puede moverse, no siente sus extremidades y sin embargo siente paz, sus ojos comienzan a cerrarse.

Despierta en su cama. sudando, aunque es un sudor frío, mira hacia ambos lados como un poseso, agobiado, asustado. Vuelve a recostarse, saca un cigarro de la cajetilla, lo enciende y se pregunta qué habrá soñado.

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