Me embriagué con su aroma. Me enredé en sus besos. Fui víctima de la peor de las drogas y del mejor de los vicios. Consumí gustosamente, disfruté de cada instante, y añoré cada encuentro.
Era él, lo suficiente para llenarme, lo necesario para animarme. Es mi fuerza. Es mi debilidad.
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